En los últimos años, cada vez se les dedica menos tiempo a nuestros hijos, lo que provoca que se vuelvan cada vez más autoritarios con sus progenitores y las personas que les rodea. Si piensas que tu hijo o hija puede padecer este síndrome, o te interesa descubrir las principales causas, síntomas y tratamientos acerca del “Síndrome del emperador”, te invitamos a que llegues hasta el final del artículo.
¿Cuáles son los síntomas del “Síndrome del emperador”?.
Este trastorno afecta a niños y adolescentes, y se denomina oficialmente Trastorno Negativista (Oposicionista) Desafiante (TND o TOD).
El principal rasgo característico de este trastorno es el sentimiento de autoridad que tiene el niño sobre los demás, especialmente sobre sus progenitores.
Los niños primero intentan imponer su voluntad y pasar por encima de sus padres. En la mayoría de los casos, la madre suele ser la primera víctima del niño o niña tirano. Más adelante, si no se les pone freno, intentarán hacerlo con cualquier persona de su entorno.
En situaciones extremas, además de amenazas tanto verbales como no verbales, se puede dar el caso de ataques físicos como morder, pegar, empujar, lanzar y romper objetos.
Contenidos del artículo.
Causas del “Síndrome del emperador” o “niño tirano”.
El origen del problema radica, la mayoría de las veces, en padres ausentes. En los últimos años ha habido grandes cambios tanto en la sociedad como la familia. Se ha pasado de familias numerosas a familias con un único hijo, padres que trabajan los dos fuera de casa, lo que provoca que los niños pasen mucho tiempo con otras personas: ya sean cuidadores o abuelos que, por cariño o dejadez, no les imponen las normas de convivencia adecuadas o límites a una conducta adecuada.
Los padres, para compensar el sentimiento de culpa que les causa el poco tiempo dedicado a su hijo o hija, les conceden todos los caprichos que el pequeño desee. Con ello, el niño o la niña recibe el mensaje de que es el centro del mundo, y que los adultos solamente existen para cumplir sus todos sus deseos y exigencias.
Por ello, si los progenitores no dedican el tiempo necesario a la crianza del pequeño, o lo delegan a terceras personas de forma habitual, no podrán educar a su hijo en las normas básicas de conducta. Consiguiendo que el pequeño se crea dueño y rey de la casa, y lo que es peor, que goce de total impunidad sobre sus actos.
Otros muchos padres hacen todo tipo de concesiones por el miedo a generar un conflicto con el niño o la niña. Temen hacerles daño al imponerles cualquier norma por lógica que esta sea. Creen que si se les niega algún juguete de moda o ropa de marca se frustrarán ante sus compañeros que si los tienen. Que pensaran que sus padres no les dan el suficiente cariño. Confundiendo cariño con objetos materiales. El niño solo tiene que pedir y consigue lo que quiere sin ningún esfuerzo ni aprecio. Lo que acaba generando en éste, el este síndrome del tirano.
Aunque no todo va a ser causa únicamente de los padres. Hoy en día los niños viven en una sociedad individualista, que prima el éxito fácil y rápido por encima de todo y sin esfuerzo. Lo que fomenta los comportamientos tiranos de los niños.
Otra de las posibles casusas de este trastorno es ser hijo único. El hecho de no tener hermanos no lleva aparejado que tu hijo se convierta en un tirano, pero puede influir.
Como hemos mencionado con anterioridad, la labor de los padres es fundamental. Si los padres son proactivos educando a su hijo y les enseñan unas normas de conducta sólidas, ser hijo único, no debe influir de manera importante en convertirse en un pequeño tirano.
Tratamiento para el “Síndrome del emperador”.
El “Síndrome del emperador” es, en buena medida, un problema de educación que puede tratarse y corregirse con relativa facilidad si se cuenta con la ayuda de un profesional cualificado.
El Doctor Juan José García Orozco propone varios puntos de actuación.
En primer lugar, educar a los niños y niñas en la empatía, enseñándoles a desarrollar su inteligencia emocional, para que así puedan ponerse en el lugar del otro y desarrollar una mayor sensibilidad con las personas que le rodean, y comprender el esfuerzo que hacen sus padres para conseguir las cosas que el recibe.
Otro punto muy importante es la creación de unas reglas de comportamiento, en que se valoren las conductas positivas del niño, y no se recompensen las negativas. Poner límites claros. No ceder ante sus pulsos. Los padres no deben tolerar la violencia ni el chantaje. Hay que poner líneas rojas claras que el niño sepa que no debe cruzar.
No recompensar nunca una acción inadecuada o negativa. Aunque ante una rabieta del niño, el primer impulso de los padres sea caer en lo fácil y dar al menor el capricho que demanda, deben mantenerse firmes. Ya sea un escándalo en la vía pública o delante de terceras personas, hay que esperar a que se pase el berrinche y después hablar e intentar hacerle entrar en razón.
Los padres tienen que tomar la autoridad y no ceder a los intentos del niño por conseguir su propósito. Un niño con unos límites claros es un niño con unas pautas de conducta que le dan una seguridad y un camino para no sentirse perdido.
En definitiva, reforzar los aspectos positivos y la claridad de esas barreras, para que puedan desarrollarse como personas autónomas y felices.
Si piensas que tu hijo o hija padece el “Síndrome del emperador”, en la Clínica CASMI podemos ayudarte.
El Doctor Juan José García Orozco pondrá todo su conocimiento a tu disposición para acabar con este problema y que tu hijo crezca de una manera sana y feliz.
Puedes contactar con nosotros por teléfono o WhatsApp en el número 722 13 78 08, mandarnos un correo a clinicacasmi@gmail.com o pedir cita a través de topdoctors.es y doctoralia.es